Mallorca es una isla con una rica tradición gastronómica que cuenta con diferentes productos típicos empleados en recetas que han pasado de generación en generación. Su cocina se basa en ingredientes mediterráneos como el aceite de oliva, las hortalizas frescas, el pescado y la carne, creando platos llenos de sabor y autenticidad. Cada plato mallorquín cuenta una historia que refleja la cultura y la identidad de la isla, ofreciendo una experiencia culinaria única para residentes y visitantes.
Sus recetas, muchas de ellas con influencias árabes y catalanas, se han mantenido vivas gracias a los restaurantes y bares de comida que siguen apostando por la cocina tradicional. A lo largo de este artículo, exploraremos cinco de los platos más representativos de Mallorca, indispensables para cualquier amante de la buena mesa.
Sobrasada – El embutido más emblemático de Mallorca

La sobrasada es uno de los productos más icónicos de la gastronomía mallorquina. Se trata de un embutido elaborado con carne de cerdo, pimentón, sal y otras especias, que se cura en condiciones específicas para desarrollar un sabor y una textura muy característica. Su color rojizo intenso y su consistencia untuosa la diferencian de otros embutidos, convirtiéndola en un producto diferenciador para la isla.
Este embutido se puede disfrutar de múltiples maneras. La forma más tradicional es untada sobre pan con un poco de miel, una combinación que resalta su sabor especiado con un toque dulce. También se utiliza como ingrediente en numerosas recetas, desde cocas saladas hasta rellenos para carnes y empanadas. La sobrasada se puede encontrar en distintas variedades, siendo la «de porc negre» (elaborada con cerdo autóctono de la isla) la más apreciada. Además de su sabor, la sobrasada es un símbolo de la identidad mallorquina y su producción sigue un proceso artesanal que ha pasado de generación en generación.
Arròs Brut – Un arroz caldoso lleno de sabor
El arròs brut es uno de los platos más tradicionales de Mallorca, conocido por su intensidad de sabor y su combinación de ingredientes. Su nombre, que significa «arroz sucio», proviene del color oscuro que adquiere el caldo debido a la mezcla de especias como el pimentón, la canela, el clavo y la pimienta negra. Este arroz caldoso es un plato reconfortante, muy popular durante los meses más fríos del año.
Los ingredientes varían según la temporada y la región, pero generalmente incluye carne (pollo, conejo o cerdo), setas, hortalizas y legumbres. Todo se cocina lentamente en un caldo especiado que potencia los sabores y le da su característico aspecto oscuro. A pesar de sus variaciones, el resultado es siempre un arroz con una textura melosa y un sabor profundo que refleja la esencia de la cocina mallorquina. El arròs brut se sirve en muchos restaurantes tradicionales de la isla, especialmente en el interior y en las zonas rurales.
Tumbet – Un plato vegetal con esencia mediterránea
El tumbet es una de las recetas vegetarianas más representativas de Mallorca, un plato que refleja la esencia de la dieta mediterránea con ingredientes sencillos pero sabrosos. Su base está formada por capas de patatas, berenjenas y pimientos rojos, todo ello frito y cubierto con una salsa de tomate casera aromatizada con ajo y laurel. Se trata de un plato que se puede servir solo o como acompañamiento de carnes y pescados.
Su sabor es intenso gracias al equilibrio de sus ingredientes, que se cocinan lentamente para lograr una textura suave y jugosa. En muchas casas mallorquinas, el tumbet se prepara en grandes cantidades, ya que su sabor mejora al reposar, haciendo que los ingredientes absorban mejor la salsa de tomate. Este plato tiene una gran presencia en la gastronomía local y se puede encontrar en la mayoría de restaurantes de la isla. Su combinación de ingredientes frescos y su elaboración sencilla hacen del tumbet una opción adecuada para quienes buscan disfrutar de un plato vegetal auténtico y lleno de sabor.
Ensaimada – El dulce más famoso de Mallorca

Ningún viaje a Mallorca está completo sin probar la ensaimada, el dulce más emblemático de la isla. Este postre, elaborado con harina, agua, azúcar, huevos y manteca de cerdo (de ahí su nombre, derivado de «saim», que significa manteca en mallorquín), se caracteriza por su forma espiralada y su textura ligera y esponjosa.
En la isla existen diferentes variedades de ensaimadas. La más tradicional es la sencilla, espolvoreada con azúcar glas, aunque también hay versiones rellenas de cabello de ángel, crema pastelera, chocolate o nata. Cada una tiene su propio encanto y es difícil resistirse a cualquiera de ellas, siendo habitual disfrutarla en el desayuno o la merienda, acompañada de un café o un chocolate caliente. Las ensaimadas se pueden encontrar en casi todas las panaderías y pastelerías de Mallorca, siendo también común que los visitantes las compren como recuerdo de la isla.
Frito Mallorquín – Una receta con historia
El frito mallorquín es otra de las recetas más antiguas de la isla y destaca por su intenso sabor y su combinación variada de ingredientes naturales. Se elabora con asadura de cordero o cerdo, que se cocina junto con patatas, cebolla, pimientos y distintas especias como hinojo, laurel y guindilla. Este plato, de origen sefardí, ha sido parte de la cocina mallorquina durante siglos y sigue siendo muy popular en la actualidad.
A pesar de su nombre, no es un plato frito en el sentido convencional. Se cocina a fuego lento en una sartén con aceite de oliva, permitiendo que los ingredientes absorban los sabores de las especias y las hierbas aromáticas. El resultado es un plato con una textura crujiente en algunas partes y jugosa en otras, logrando un equilibrio de sabores que lo hace irresistible. El frito mallorquín es una opción habitual para quienes buscan probar un plato auténtico y diferente. Se sirve en muchos bares y restaurantes de la isla, especialmente en los más tradicionales.